Se acerca una fecha muy especial (1 de Noviembre, el día de todos los Santos) y vamos a conocer un poco la vida de estos santos...
Santa Teresa de Calcuta era
una mujer muy santa, muy buena, que le dijo a Dios que quería amarlo
sirviendo y ayudando a los pobres más pobres del mundo. Muchas
mujeres decidieron unirse a ella, y se consideraron como sus hijas.
Se llaman las “Misioneras de la Caridad”. Vivió en la India
muchos años, y allí ayudó, con sus hijas, a miles de enfermos y
moribundos, miles de niños sin hogar, miles de pobres… Ella decía
que todo eso era posible gracias a la ayuda de Jesús.
San Juan Pablo II fue un Papa
muy bueno. Nació en Polonia y se llamaba Karol, pero cuando fue
elegido Papa se puso el nombre de Juan Pablo. Quería mucho a la
Virgen, nuestra Madre. Hizo muchísimos viajes por todo el mundo para
decirle a todos cuánto nos quieren Jesús y María. Yo me acuerdo
mucho de él, porque fue él quien me ordenó sacerdote. ¿Qué os
parece? Fue en el año 1987, en Roma. Me acuerdo que me dio un
abrazo, y me preguntó de dónde era. Le dije que era gallego, y que
los gallegos estábamos esperando que fuera de viaje a Santiago de
Compostela por segunda vez. Y así fue.
Santa Mónica era una esposa y
una madre maravillosa. Tenía un hijo llamado Agustín. Era un joven
muy inteligente, un triunfador. Pero vivía alejado de Jesús. Y
santa Mónica, que quería tanto a Jesús, no hacía más que pedirle
la conversión de su hijo. Rezaba muchísimo por él, y lloraba al
ver que iba por un camino equivocado. Pero al fin el Señor le
concedió lo que tanto le había pedido: Agustín se convirtió,
después decidió hacerse sacerdote, y fue un gran santo.
Santa Teresita del Niño Jesús
era una monja carmelita muy simpática, muy alegre. Ella decía que
para amar a Jesús no hacía falta hacer cosas raras o complicadas.
Que había que ser como niños pequeños. Los niños pequeños son
sencillos y disfrutan mucho con el cariño de sus padres. Los
cristianos también debemos ser así, sencillos, y disfrutar con el
cariño de Jesús y de su Madre, la Virgen María. Y así es como
sabremos darles todo nuestro cariño y querer también a los demás.
San Josemaría Escrivá es un
santo aragonés. Era muy simpático. Tenía muy buen humor, incluso
cuando estaba enfermo. Yo tuve la suerte de conocerlo personalmente y
estar con él en varias ocasiones. Una vez le pregunté qué me
aconsejaba para no pensar tanto en mí mismo. ¿Sabéis qué me dijo?
Trabajar mucho y ayudar a los demás; así no tendría tiempo de
pensar en mí.
Tomás (sacerdote)

No hay comentarios:
Publicar un comentario